Según el diccionario de la Real Academia Española es la edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo. Pero, ¿realmente hay alguien que pueda explicar en menos de una línea qué es la adolescencia? Es complicado absorber todos los elementos que la integran en tan pocas palabras, así que lo voy a explicar, lo más resumido posible, desde mi punto de vista.
La adolescencia se divide en tres partes:
a) El período de integración.
b) La famosa edad del pavo.
c) La confraternización final.
En el período de integración, te encuentras con un nuevo grupo de amigos, te sientes más maduro y, aunque sabes que todo va a ser diferente, piensas en positivo y dices: “¡No es tan complicado como decían!”, hasta que un buen día, apareciendo de la “nada”, te surge un problema que cambiará tu vida por completo, darte cuenta de quienes son tus verdaderos amigos. A partir de ese momento, comienza la edad del pavo.
Los adultos dicen que construimos montañas de granos de arena y en ese momento nos rebotamos aún más, aunque sólo sea para contradecirles. Crees que el mundo se te cae encima y que es el problema más difícil con el que te vas a topar. Al final, consigues solucionarlo, bien o mal, pero ya ha terminado. Aunque, realmente, es el principio de una serie de conflictos que vas superando poco a poco. A los dos años, notas que las cosas se van calmando y esperas con ilusión la llegada de la confraternización.
Ya no quieres problemas con nadie, pero por otra parte tampoco quieres dejar esa etapa de tu vida en la que los sentimientos están a flor de piel. Reinan las ganas de salir con tus amigos el fin de semana para desconectar de los exámenes, en los que ya no sólo sirve aprobar, sino que llevan el aliciente de sacar las mejores notas. Pero, por encima de todo, quieres disfrutar de estos momentos que sabes que muy pronto van a llegar a su fin.
La adolescencia se divide en tres partes:
a) El período de integración.
b) La famosa edad del pavo.
c) La confraternización final.
En el período de integración, te encuentras con un nuevo grupo de amigos, te sientes más maduro y, aunque sabes que todo va a ser diferente, piensas en positivo y dices: “¡No es tan complicado como decían!”, hasta que un buen día, apareciendo de la “nada”, te surge un problema que cambiará tu vida por completo, darte cuenta de quienes son tus verdaderos amigos. A partir de ese momento, comienza la edad del pavo.
Los adultos dicen que construimos montañas de granos de arena y en ese momento nos rebotamos aún más, aunque sólo sea para contradecirles. Crees que el mundo se te cae encima y que es el problema más difícil con el que te vas a topar. Al final, consigues solucionarlo, bien o mal, pero ya ha terminado. Aunque, realmente, es el principio de una serie de conflictos que vas superando poco a poco. A los dos años, notas que las cosas se van calmando y esperas con ilusión la llegada de la confraternización.
Ya no quieres problemas con nadie, pero por otra parte tampoco quieres dejar esa etapa de tu vida en la que los sentimientos están a flor de piel. Reinan las ganas de salir con tus amigos el fin de semana para desconectar de los exámenes, en los que ya no sólo sirve aprobar, sino que llevan el aliciente de sacar las mejores notas. Pero, por encima de todo, quieres disfrutar de estos momentos que sabes que muy pronto van a llegar a su fin.
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