viernes, 19 de octubre de 2007

El Viajero


¡He explorado las montañas mas tersas

y agrestes, las jóvenes y longevas.
He descubierto regias grutas persas,
¡latinas!... mis encantadoras cuevas.

He navegado por los tibios lagos,
naufragando, saciándome en su agua
con mi remo y mi holgada piragua,
como si Dios me colmase de halagos.

Pero a mi regreso, cuando yacía
solo entre mis sábanas de raso,
cuando abrazaba al inmenso vacío,

cada noche, una voz me decía:
- El sabor de mil mujeres, ¿ es acaso
la cura idónea para tu hastío?

No hay comentarios: