viernes, 7 de diciembre de 2007

NACHO VIGALONDO, Director de Los Cronocrímenes


Tras su nominación al Oscar al mejor cortometraje por 7:35 de la Mañana, era cuestión de tiempo que se lanzara al largo. Año y medio después Los Cronocrímenes, su ópera prima, es un hecho. Se ha estrenado en el Fantastic Fest de Austin, organizado por, entre otros, Harry Knowles, el gurú de Ain’t It Cool, y de allí se vuelve Nacho con el premio a la mejor película. En breve toca Sitges. No se puede empezar mejor.


Os dejo una entrevista bastante interesante sobre Nacho Vigalondo, que puede que os guste o al menos os llame la atención ...


R - Hola Nacho (es que sin saludar queda de mala educación).


NV - ¡Hola!


R - Tu película ya ha pasado por el Fantastic Fest de Austin y ha sido declarada mejor película del festival. ¿Qué se siente empezando así? ¿Qué gente has conocido?


NV - Me siento como si hubiese hecho trampa. Desde que acabas una película hasta que la estrenas hay un laberinto de decisiones, reuniones, críticas, sospechas, rumores… Y de repente he tenido la oportunidad momentánea de saltarme ese muro. He podido hacer algo tan puro y simple como poner Cronocrímenes a ciento y pico personas que han ido a un festival buscando buenas películas. La película ha encantado a la crítica y público de Austin y no me puedo sentir más halagado. Por otro lado, he conocido el honor incalculable de conocer brevemente a George Romero, a William Lustig, a Uwe Boll, a Richard Kelly… y a un puñado de la gente más apasionada y obsesionada por el cine que haya visto jamás.



R - En España no recuerdo títulos sobre viajes en el tiempo. Siempre hemos visto películas como Regreso al Futuro, grandes producciones donde uno cambia las cosas con un alto riesgo pero que en el fondo son pelis donde los viajes son sólo una excusa para crear una genial mezcla de aventuras y comedia, y pequeñas películas como Primer o Donnie Darko, donde se tocan los viajes en el tiempo de un modo más científico e incluso teológico que centra la trama. ¿Qué planteamiento has querido dar a tu peli y que referentes tuviste en mente?


NV - Sobre todo literarios. Me encanta la literatura de ciencia ficción, la de autores como Alfred Bester, Robert Heinlein, Philip K. Dick, Tim Powers, Greg Egan… En una película media de ciencia ficción las ideas son mucho menos provocativas que en las novelas de los grandes nombres. Con esta película hemos intentado agradar al público de siempre, pero también hemos querido coger desprevenido al fan “duro” de la ciencia ficción, muy acostumbrado, a su pesar, a ser condescendiente cuando va al cine. Por ejemplo, el tercer acto de Minority Report, el relato, es una paradoja espectacular, mientras que el de la película es un cliché que hemos visto en cientos de películas. Algunos de los comentarios más halagadores que he recibido han sido por parte de fanáticos de la ciencia ficción que me confesaron que, hasta el minuto 50 de la película, creen que se las saben todas… Y de repente sucede algo que trastoca toda su perspectiva. Hemos hecho una película que puede ver cualquier persona… Pero, por otro lado, tengo claro que los espectadores no sois gilipollas. No sabes la cantidad de gente a la que tienes que convencer de eso a la hora de hacer una película. Las referencias cinematográficas se acercan más al cine negro o de terror que al de ciencia ficción, creo. Es una película de ciencia ficción, pero el aspecto se acerca más al de una película como Psicosis, Doble Cuerpo, o incluso Terroríficamente Muertos. Películas con un personaje, una casa, un objeto de deseo, giros imprevistos, muchas hostias… Algo bastante sencillo.


R - ¿Y la momia rosa? Es que desconcierta mucho un personaje así.


NV - Te aseguro que la película lo deja todo perfectamente explicado. Me encanta que la película tenga un aura desconcertante porque… ¿De cuántas películas puedes decir algo así hoy en día?


R - He leído que elegiste a Karra Elejalde para el papel de Héctor porque admirabas su papel en La Madre Muerta. ¿Qué virtudes le has visto a la hora de trabajar y qué tipo de personaje has trabajado con él?


NV - Como dijo el mismo Bajo Ulloa, Karra es perfecto a la hora de componer un personaje que a la vez sea lamentable e implacable. En un mismo plano puede ser cómico, y dos segundos más tarde, aterrador. Karra ha compuesto un personaje complejo, y a la vez reconocible. Imagínate al español cuarentón más normal del mundo viajando en el tiempo… Por otro lado, mucha gente ha especulado acerca de si el final de la película es la revelación de que Karra es el hombre bajo las vendas rosas… Quiero dejar bien claro que no es así. ¡Es mucho más retorcido!


R - En la película también repites con Bárbara Goenaga tras Choque y contigo mismo, en el papel de un científico. Siempre es más fácil trabajar con gente conocida ¿no?


NV - Soy bastante hogareño a la hora de hacer cástings. Uno de mis actores fetiche es Alejandro Tejería, un amigo de la infancia, con eso te lo digo todo. Estuvimos durante años haciendo cortos juntos, dándonos de hostias el uno al otro delante de la cámara. El personaje que hago en Cronocrímenes es, básicamente, el de un niño jugando con juguetes, como el que siempre hago cuando salgo en mis cortos. Mi función como director no es muy diferente, si te paras a pensarlo… Respecto a Bárbara… Trabajar con ella es cortar mantequilla. Nunca estás frente a una actriz reconocida, sino ante un colega más, hasta en las secuencias más delicadas. Tiene una belleza descomunal, pero ella está muy por encima de eso. Es una gozada.


R - Aún así en tu blog comentaste, no sé si en broma o en serio, las puyitas que la gente se metía en los rodajes y que ahora se aireaban en blogs personales en vez de arreglarse con una cervecita, de forma que el daño público ya tenía poco remedio. ¿Tanta tensión ha supuesto tu primera película? Al menos ya se habrán calmado las cosas. Aún así en tu blog comentaste, no sé si en broma o en serio, las puyitas que la gente se metía en los rodajes y que ahora se aireaban en blogs personales en vez de arreglarse con una cervecita, de forma que el daño público ya tenía poco remedio. ¿Tanta tensión ha supuesto tu primera película? Al menos ya se habrán calmado las cosas.


NV - No, aquel fue un texto que se publicó en Cinemanía. Me pidieron hacer una sección de anécdotas futuras (o sea, falsas). Una especie de ensayo-ficción. La verdad es que, aunque fue un rodaje bastante complicado, todos acabamos bastante hermanados. La fiesta final parecía una fiesta de fin de curso. Si tuviese ocasión, repetiría con todos en mi siguiente película.


R - Hablando de tensiones. Desde tu nominación a los Oscar en cierto modo ha caído sobre ti una losa, que si bien ha atraído muchas miradas, es bastante injusta, ya que parece que mucha gente espera que tu película actúe como catarsis de nuestro cine, sin darse cuenta de que al final, hablamos de una opera prima y de que es inevitable que uno pueda tener errores de principiante. ¿Cómo has llevado esa sensación hasta ahora?


NV - Supongo que si eres frutero, delineante, o forense un exceso de expectativa ante tu trabajo puede ser bastante desconcertante. ¡Pero si eres director de cine, la expectativa forma parte de tu trabajo! Hace poco, un blog decía de la película “A ver qué nos tiene preparado Vigalondo. Le tenemos ganas”. Si te paras a pensarlo, es como si te esperasen a la salida del colegio. A veces puede ser preocupante. Pero por otro lado, me parece justo. No quiero tener una carrera aburrida o predecible. Prefiero apostar fuerte, a riesgo de pegarme el castañazo padre. ¡Y si eso genera expectativas locas, adelante! Es mucho peor el olvido o la indiferencia.


R - También has advertido muchas veces en tu blog que en España somos bastante injustos con nuestro cine al generalizar opiniones que si bien pueden ser ciertas, se extienden por sistema a cualquier película que se haga en nuestra geografía. ¿Cómo ves la situación hoy día?


NV - Ahora que tengo un pie fuera y otro dentro, contemplo la situación con cierto estupor. En Estados Unidos se tiene una percepción de nuestro trabajo que no tiene nada que ver con la española. Gracias a la labor de ciertos directores (Almodóvar, Amenábar, Fresnadillo), los demás podemos beneficiarnos de cierta expectación que conlleva nuestro trabajo por el mero hecho de ser español. Y aquí no dejamos de ser exigentes con nosotros mismos hasta la crueldad. Por ejemplo, allí adoran a nuestros actores… Mientras que aquí no paramos de echar pestes sobre ellos.


R - Mucho de lo que se consiga en el futuro con el cine pasa seguramente por la red en todas sus vertientes. ¿En qué modo crees que Internet ayuda o perjudica al cine en general y al español en particular? Es un medio donde las opiniones son extremas, donde los derechos de autor no valen mucho y donde filtrar lo bueno de lo malo es en ocasiones complicado. ¿Acaso los pedos en la red no huelen más de lo normal?


NV - Hace poco, en esta misma web, un articulista decía de Cronocrímenes que “ya podía ser buena” como compensación al bombo de la película. Y en un principio piensas ¿Qué bombo? Tengo la suerte de tener un blog en El País. Y la película tiene web oficial. Y eso es todo. Dos páginas. No creo que nadie haya visto carteles por la calle, anuncios en televisión o revistas, merchandising o patrocinios de algún tipo. Por el momento, no contamos con nada de eso de lo que cuentan las películas habituales. Y sin embargo, entiendo que el articulista tenga sensación de bombo. Porque el eco que tenemos en blogs, foros y portales como el vuestro es bastante generoso y eso es algo que no puedo terminar de agradecer. Incluso el que me pone a parir está haciendo que la película se de a conocer. ¿Que a veces leo cosas bastante agresivas? ¡Qué demonios! ¡Los directores que más me gustan son machacados en su tiempo! ¡No puedo pretender ser un intocable!


R - Volviendo a tu película, ¿cómo se plantea el estreno en salas? ¿Se hará bien o habrá que conformarse con pocas copias y el casi falso mito del boca a boca?


NV - Al día de hoy, no tengo la menor idea.


R - ¿Y proyectos para el futuro? ¿Toca descansar o ya hay cosas en mente?


NV - Descansar me da pánico. Estoy escribiendo más de un proyecto, aunque no sé cuál es el que va a encajar. De momento, me gustaría mantenerme dentro de la ciencia ficción pequeña. Tengo un par de proyectos en ese sentido que me excitan bastante. Pero no sé. También me está llegando algún guión del otro lado del charco ¡Pero no sé!


R - Ahora una de neuras personales. Me lo pasé bien con Transformers ¿me falla algo? Rafa me dice que es mala y que encima uno de los robots se esconde tapándose con la mano, y aunque es cierto, me lo pasé bien.


NV - Yo sólo pido, en una película como Transformers, más violencia y destrucción, y menos diálogos ¿Por qué hablan tanto? ¿Por qué hay tanto ser humano correteando de aquí para allá? ¡Quiero robots gigantes dándose de hostia! Y menos efecto digital. Los robots en la película son demasiados sinuosos y deslizantes… ¡Quiero tortas secas y contundentes, como en las películas de la Toho! Dos hombres disfrazados pisoteando una ciudad de juguete y dándose sopapos es mucho más violento que un modelo en 3d moviéndose tan rápido.


R - ¿Por qué existen los videoartistas? ¿Por qué planchar un huevo mientras fríes un calcetín es arte (y cierto como que me llamo Javier Ruiz de Arcaute), pero si lo hiciese yo me tomarían por loco, o al menos, por alguien muy cerdo?


NV - De entrada me escama la palabra “videoarte”. ¿Qué pasa, que el resto de lo que se hace en video no es arte por defecto? Mierda, cualquier cosa que tenga la necesidad de especificar que es “arte” desde su mera definición me parece que cojea en algo. Por ejemplo, mucha gente calificaría de videoarte el trabajo de César Velasco Broca, mi cortometrajista favorito. Pero para él, su trabajo es ciencia-ficción. Y esa honestidad distingue sus películas de los calcetines fritos.


R - Mucha suerte con tu película y ojala funcione aquí tan bien como en Austin.


NV - Ojala. Muchas gracias.

No hay comentarios: